jueves, 14 de junio de 2007

LA DANZA DEL BISONTE

NYC - AMNH: American Bison and Pronghorn AntelopeImage by wallyg via Flickr


 La tierra comenzó a poblarse a partir del momento en que una tortuga gigante ofreció su caparazón a la mujer embarazada para así salvarla de la gran inundación. De ella nacieron dos creaturas gemelas que fundaron la tribu Ojibwe .
Al soplar barro a través de una pipa hacia los cuatro puntos cardinales, se creó el mundo haciendo a la tribu Arapaho los guardianes de los símbolos sagrados de la creación.
La tradición oral de la tribu Yakama contaba que el mundo estaba poblado de monstruos antes de la llegada del hombre, así como de “seres animales” llamados Wateeta. El jefe supremo de este universo decidió que había llegado el momento de enviar a los Nuevos Pobladores a la tierra y por eso encomendó al Coyote la tarea de preparar la tierra para dar la bienvenida a los nuevos habitantes. El Coyote Sagrado dio muerte a los monstruos y marcó las leyes a través de las cuales humanos y habitantes deberían cohabitar.
Los Indios Mojave aseguraban que el río Colorado nació al momento en que el Gran Espíritu Matavilya fue asesinado por su hermana la Mujer Rana. El hermano pequeño de ambos se sintió responsable de cuidar al pueblo que su hermano había creado e ideó la forma de extraer agua de la tierra e hizo brotar el caudal del río, les aconsejó establecerse a sus orillas y les reveló la forma de hacer el fuego y plantar la tierra, es decir, los enseñó a sobrevivir.
El folklor y la mitología indígena norteamericana son sumamente ricos. La historia nos remite a explicaciones más prácticas como es el hecho de que tribus nómadas provenientes de Asia cruzaron el estrecho de Bering hace más de doce mil años andando hacia el sur y el este del continente americano. Fue así como en 1492, los exploradores europeos se encontraron con más de 100 millones de indígenas americanos poblando este lado de la tierra. La conquista de los europeos afectó de mil maneras a las tribus indígenas. Luchas de poder y enfermedades impactaron el número de habitantes pues al inicio del siglo 20 ya solo existían 250 mil habitantes autóctonos, o sea 95% menos que al inicio de la conquista. Comunidades enteras sucumbieron a las plagas sin haber siquiera conocido a los “cara blanca” ya que sus aldeas estaban localizadas a lo largo de las rutas de intercambio comercial. La curiosidad y ambición de los europeos volteó de cabeza el mundo práctico, social y espiritual de las tribus indígenas. Hoy día el censo arroja el dato de unos 2.5 millones de indios norteamericanos viviendo en Alaska y otras regiones de Norteamérica. El gobierno de Estados Unidos después de muchos “estiras y aflojas” reconoce hoy día a 560 tribus como gobiernos pequeños e independientes llamados Naciones Indígenas.
Los indios norteamericanos vivieron aislados y en relativa calma en la zona central de los Estados Unidos. Muchas eran tribus nómadas las cuales trasladaban sus campamentos de acuerdo a las condiciones climáticas y por ende la cacería y pesca. Pero su tranquilidad y forma de vida cambió rápidamente a partir de la primera expedición dirigida por los señores Lewis y Clark en 1803 con la cual atrajeron la atención de la población “oficial” de los Estados Unidos hacia la conquista del Oeste. Fue Thomas Jefferson, presidente en turno quien encargó preparar una expedición para estudiar la reciente adquisición de los territorios de Louisiana. Desde San Luis Missouri hasta Oregon, este par de exploradores viajó durante dos años y medio, recorriendo más de trece mil kilómetros. Una vez que comenzaron a descubrir las bondades de los recursos naturales del Oeste, tanto el gobierno como capitales privados pusieron sus ojos y sus bolsillos en las vastas planicies y se adueñaron de tierras menos costosas que en el Este y Nueva Inglaterra. Solamente existía un problema: Los indios creían que estas tierras donde habían habitado por generaciones en efecto les pertenecían a ellos.
Desde Canadá, la tribu Micmac conoció a los Vikingos allá en el siglo 11 y más adelante formó alianzas con exploradores franceses. En el siglo 14 los Onondaga, Oneida, Mohawk y otras tribus se unieron para formar una confederación cuya estructura política influenció gran parte del territorio. Con un consejo de 50 miembros, representantes de cada tribu tomaban decisiones en momentos de guerra o bien de paz creando un consenso beneficioso para la mayoría. Este sistema desarrollado mucho antes de tener contacto con los europeos bien puede haber contribuido al sistema democrático del gobierno norteamericano. En su época culminante, la confederación Iroquois o de Iroqueses se extendía desde las cataratas de Niágara a través de Ohio y Michigan y todo el sur de Canadá. Pero al paso del tiempo y una batalla tras otra, fueron perdiendo tierras y habitantes. A ellos pertenecía el hoy estado de Nueva York. Sorprenden las ideas progresistas en su estructura social la cual respetaba los derechos de las mujeres. Las tribus individuales se dividían en clanes cada uno encabezado por una “Madre”. El hombre era quien al casarse se mudaba a la comuna de la mujer donde llegaban a habitar hasta 20 familias. Las tierras pertenecían a las mujeres quienes las cultivaban con gran habilidad mientras los hombres cazaban y pescaban.
Los Arapahoe o “gente con tatuajes” hicieron alianzas con los Cheyenne y Sioux en Wyoming, Montana, Oklahoma y Colorado. Antes de la expansión europea en la región, los Arapahoe habitaron también en Dakota del Sur, Nebraska y Kansas. Se albergaban en tipis que las mujeres hacían a partir de piel de bisonte. Emigraban a menudo persiguiendo manadas y se decía que un campamento entero podía empaquetar sus casas y pertenencias y estar preparado para la partida en tan sólo una hora. En verano la tribu se dividía en pequeños grupos cobijados por las faldas de las Montañas Rocallosas. A finales de primavera se trasladaban a las Grandes Llanuras en grandes grupos para la caza del búfalo y para pasar los meses más cálidos. A principio del otoño realizaban ceremonias y cazas colectivas de manadas preparándose así para el invierno. Los europeos trajeron a América trigo, caballos y ganado porcino y los Arapahoe se dieron cuenta de que era factible viajar más rápido y recorrer mayores distancias usando caballos en vez de ser jalados por perros por lo que se hizo costumbre asaltar a otras tribus indias, principalmente a los Pawnee y los Comanche, para obtener los caballos que necesitaban.
En el año 1539 el español Hernando de Soto llegó a las costas de Florida, lo que hoy se conoce como Tampa con un ejército de 600 hombres. Su avidez por descubrir lo que atesoraba este nuevo continente lo llevó a cruzar Florida, Carolina del sur, Georgia, Alabama, Arkansas y Mississippi y a encontrarse con las tribus Cherokees, Seminoles, Creeks, Apalaches y Choctaws . Un siglo después, alrededor del 1650 las colonias europeas abarcaban lo que se conocía como Nueva Inglaterra y las tierras de la bahía de Chesapeake. El maíz y la papa viajaron a Europa y de África importaron a América la caña de azúcar el arroz y cientos de esclavos para trabajar sus tierras. Fueron los holandeses quienes compraron la isla Manhattes (hoy Manhattan) a la tribu del mismo nombre por la cantidad de $24 dólares en especie y más tarde los ingleses se apoderaron de “Nueva Amsterdam” bautizándola a partir de ese momento como “Nueva York”.
El indio Gerónimo fue dueño del famoso mito de ser invulnerable a las balas y líder de la última fuerza india combatiente que capituló frente a los Estados Unidos. El giro en su vida se dio cuando volvió a casa y encontró a su familia completa asesinada por tropas españolas, por lo que a partir de ese día aprovechó cada oportunidad para aterrorizar a los colonos. Nunca llegó a ser jefe de los apaches, pero sí un líder espiritual e intelectual. Años después al momento de rendirse ante el ejército norteamericano, sólo quedaban en la banda de Gerónimo 16 guerreros, 12 mujeres y 6 niños.
Toro Sentado perteneció al poderoso pueblo de los Sioux. Durante su adolescencia presenció la clara invasión de los blancos sobre su territorio. La construcción de fuertes, el inicio de la fiebre del oro hacían que los encuentros entre las dos razas fueran tirantes Los colonos se asentaban en un sitio y los Sioux asaltaban las caravanas. Toro Sentado jamás estuvo de acuerdo en participar en las negociaciones con el gobierno norteamericano. Jamás aceptaría vender la Tierra Sagrada. La batalla más sangrienta la enfrentó con el escuadrón de caballería del General Custer quien se afirma fue muerto por la mano misma de este valiente indio.
La historia de las tribus indias norteamericanas está salpicada de mitos, de grandes hazañas, de gran controversia por una manera de vida distinta a la forma conservadora de los conquistadores y colonos. De la misma forma en que pueblos del continente americano al sur de los Estados Unidos fueron subyugados, los indios norteamericanos fueron reducidos y empujados a vivir no donde ellos crecieron por generaciones sino donde el gobierno norteamericano les asignaría. Entre 1887 y 1934 se les despojó de más de 37 millones de hectáreas. Entre 1934 y 1945 se les “permitió” reorganizarse y adoptar ciertas leyes aceptadas por la federación. Ya para los años sesentas, y debido a que el gobierno de Estados Unidos percibía a las tribus como autosuficientes, decidió retirarles todo tipo de ayuda federal y el estatus de reconocimiento a más de 100 tribus lo que hizo que comenzaran a sumirse en inmensa pobreza. Esto forzó a muchos indios a tener que vivir en áreas urbanas lejos de sus reservas para poder ganarse la vida. Fue hasta el año 1968 cuando se promulgaron nuevas leyes federales permitiéndoles la autodeterminación y un gobierno propio, decisión que ha hecho que las reservas indias hoy en día puedan continuar existiendo.