jueves, 26 de marzo de 2009

FORJADOS EN TIEMPOS DE GUERRA La increíble historia de los primeros Boy Scouts


SIEMPRE PREPARADOS.-
Fue durante el verano de 1899 cuando el Coronel Robert Baden-Powell se encontró verdaderamente en apuros. Lo habían comisionado para que se asegurara que el Imperio Británico conservara sus asentamientos en Sudáfrica. El problema era que las colonia holandesa-los Bóers se estaban preparando para invadirlos y contaban con muchos más individuos que los ingleses. Para colmo, el gobierno británico rechazó tajantemente enviar más refuerzos o provisiones a Baden-Powell pues concluyeron que era mejor no provocar a los Bóers dando la impresión que los ingleses se estaban alistando para la guerra.
Baden-Powell fue un hombre que siempre estaba preparado; planeó en secreto la invasión inminente reclutando e incorporando a sus propios hombres, provisiones y pertrechos necesarios, y en lugar de dispersar a sus tropas a lo largo y ancho del territorio, el coronel consolidó sus insuficientes fuerzas hacia el interior en el pueblo de Mafeking pues dedujo que si el pueblo podía aguantar lo suficiente, lograría mantener a los Bóers lejos de la costa a donde los refuerzos británicos desembarcarían en algún momento.
Cuando los Bóers lanzaron su segunda ofensiva en Octubre, el Coronel y sus 500 elementos se encontraron rodeados por 8mil soldados enemigos. Con prácticamente nada de qué echar mano en su arsenal, Baden-Powell se dedicó a practicar el Arte de la Farsa. Si podía hacerles creer a los Bóers que Mafeking se encontraba más preparado para defenderse que lo que realmente estaba, dedujo que podría mantenerlos a distancia.
Y así fue como comenzó la puesta en escena... El Coronel ordenó a sus tropas que simularan como si colocaran minas en los campos pese a que no contaban con ellas. Les ordenó edificar torrecillas para colocar armas, mismas que no tenían, y a aparentar que el perímetro del pueblo estaba sumamente vigilado. Baden-Powell hizo que sus hombres fingieran que transitaban por otras rutas para evitar las cercas de púas, e incluso los hacía caminar en la noche con linternas falsas hechas con lámparas pequeñitas y una lata de galletas agujerada.
Pese a que muchas de las estrategias de Baden-Powell estaban basadas en la ficción, por lo menos una de sus tácticas se asentó en la realidad. El militar convocó a la creación de una tropa formada por jovencitos del pueblo entre 12 y 15 años quienes se hicieron llamar los "Cadetes de Mafeking". Utilizó a este pequeñísimo escuadrón para transmitir mensajes, ayudar en el hospital, explorar y vigilar. Vestidos con uniformes color kaki y sombreros de ala ancha los jóvenes cadetes se trasladaban en burros. (Cuando la comida escaseó al estar sitiados, hubo que utilizar los burros para alimento y los muchachos optaron por viajar en bicicletas). Sus misiones mantenían a los chicos ocupados y se sentían útiles. Pero lo más importante fue que el cuerpo de cadetes liberó a los soldados de pequeñas tareas lo cual les permitió a estos últimos la libertad absoluta para salir al campo de batalla efectivamente cuadruplicando su habilidad personal.

LA VIDA EN EL BOSQUE.-
¿Por qué decidió Robert Baden-Powell convocar adolescentes a la batalla? Tal vez porque su niñez fue algo particular. Siendo hijo de un profesor de Ciencias Naturales creció dentro de una familia que demostraba gran amor por la naturaleza. Su padre murió cuando Robert tenía apenas tres años. Su madre viuda se propuso siempre sacar adelante a sus cinco hijos así que los empujó siempre a explorar al aire libre. Es más, en una ocasión desafió a sus hijos a viajar sin ella desde su casa en Londres hasta una cabaña que habían rentado en Gales. Después de que los cinco hermanos remaron en el río Támesis, caminaron por varios días hasta llegar a su destino donde su madre ya los esperaba en aquella casa. Cuando acampaban siempre llevaban consigo lo menos posible, dormían bajo arbustos, en pajares y siempre cazaban y cocinaban sus propios alimentos. A la larga, estos retos y aventuras no solo les enseñaron tácticas de supervivencia sino que también les fomentaron un sentido de independencia y decisión. Baden-Powell ya adulto sabía que bajo las circunstancias correctas, siempre se podía contar con los jóvenes y durante el sitio de Mafeking los chicos lo demostraron ampliamente.
El sitio duró 217 días y durante todo el tiempo, Baden-Powell coordinó la defensa del pueblo, exploró el territorio enemigo, fabricó cañones con pedazos de metal, hizo bosquejos de sus alrededores, enseñó a sus cadetes la carpintería y los métodos para acampar y además organizó partidos de cricket los domingos. Logró tantas cosas que muchos pensaban que este hombre prácticamente no dormía nunca. Lo más impactante de todo es que además encontró tiempo para trabajar y corregir las páginas de su libro "Aids to Scouting" (Ayuda para la Exploración) una guía para sobrevivir en la naturaleza, que más tarde se convirtió en el primer manual para los Boy Scouts.
Cuando los refuerzos británicos finalmente llegaron y liberaron el pueblo en Mayo de 1900, Baden-Powell se convirtió en un héroe, fue nombrado el general-mayor más joven del ejército británico y sus 38 cadetes recibieron medallas de manos de la Reina Victoria. Cuando el coronel decidió escribir este primer libro, lo había concebido para ser estudiado por los nuevos reclutas militares quienes llegaban al ejército sin tener idea de cómo sobrevivir y desempeñarse en medio de la naturaleza, pero al darse cuenta de que el manual servía también a los jóvenes, decidió escribir una segunda versión en 1908 dedicada especialmente a los niños llamada "Escultismo para Muchachos". Baden-Powell probó las ideas impresas en el libro, llevando a un grupo de 22 chicos en una expedición a una isla en las costas de Inglaterra donde los adiestró en disciplinas al aire libre. (Esta se conoce como la primera reunión oficial de Boy Scouts) No era de sorprenderse que el libro se convirtiera instantáneamente en un éxito editorial y brotaron tropas de Boy Scouts simultáneamente alrededor de toda Inglaterra, Australia, Nueva Zelanda, India y Canadá. En 1910 se unieron al movimiento los primeros grupos de niñas Scouts y Baden-Powell abandonó el ejército para dedicarse completamente al movimiento Scout. Bajo su tutela, más de un millón de Scouts se unieron a las tropas en 32 países a lo largo de 12 años. Hoy existen más de 30 millones de miembros a nivel mundial y el movimiento que dio comienzo por necesidad durante una guerra sigue marchando sin dar señales de detenerse.
Algunos extractos de los manuales Scout escritos por Baden-Powell que han sido traducidos mundialmente:

Prefacio a la primera edición:
Alguna vez fui muchacho. La mejor época de mi vida fue cuando corrí el mar a lo largo de las costas de Inglaterra como Scout marino en compañía de mis cuatro hermanos. No éramos Scout marinos realmente, pues los Scout marinos no habían sido creados todavía. Pero contábamos con un bote de vela de nuestra propiedad en el que vivíamos y hacíamos travesías sin importarnos la estación o la clase de tiempo. A veces gozábamos y a veces teníamos dificultades a causa del mal tiempo; pero aceptábamos por igual lo difícil y lo fácil.

Más tarde, en mis horas libres, durante mis días escolares, practiqué el Escultismo en los bosques cazando conejos y guisándolos; observando los pájaros; siguiendo las huellas de los animales y otras cosas semejantes. Después, cuando ingrese en el ejército, tuve entretenimiento sin fin con la caza mayor, en los bosques de la India y el África, y viviendo entre los leñadores del Canadá. Luego practiqué el verdadero Escultismo en las campañas de África del Sur.
Me divertí tanto en esta clase de vida que pensé: "¿Por qué los jóvenes de mi tierra no la han de gustar también?" Sabía que todo muchacho, por cuyas venas corre sangre roja, siente deseos de aventura y de vivir al aire libre y me decidí a escribir este libro para enseñar cómo puede hacerse.
Por supuesto que un muchacho no debe esperar convertirse en hábil guardabosque en una región apartada, de la noche a la mañana, sin aprender algunas de las artes y prácticas difíciles que acostumbran estos hombres. Si estudiáis este libro, encontraréis en él sugestiones sobre cómo hacer las cosas y de esa manera aprenderéis por vosotros mismos en vez de recurrir a un profesor que os enseñe.
Os daréis cuenta de que el objeto de convertiros en un Scout eficiente y capaz, no es solamente para gozar y correr aventuras, sino que, como los guardabosques, los exploradores y los guarda fronteras a los que tratáis de imitar, os estáis capacitando para ser útiles a vuestro país y poder servir a vuestros semejantes cuando éstos necesiten de vuestra ayuda. Tal es la meta de los hombres mejores.
Un verdadero Scout es visto por los demás muchachos y por las personas mayores como un muchacho en quien se puede confiar que cumplirá su deber sin importarle la dificultad o el peligro; que está siempre contento y alegre, por grande que sea la dificultad con que se enfrente.
He puesto en este libro todo lo que os pueda hacer falta para convertiros en Scouts de esta clase. Leed, pues, el libro, practicad sus enseñanzas y yo espero que gocéis tanto siendo Scouts como yo he gozado.

Otro párrafo donde Baden-Powell rememora aquella época en Sudáfrica:
"Cuando enviábamos cartas desde Mafeking, durante el sitio, se las entregábamos a dos nativos que eran capaces de pasar inadvertidos entre los puestos de observación de los Boers. Una vez, en la línea de centinelas de los Boers, fue sorprendido un nativo de los suyos y nadie se fijó en él. Llevaban los mensajes en la siguiente forma: las cartas se escribían en papel delgado y una docena de ellas o más se doblaban y ponían dentro de una pequeña bola forrada de papel de estaño, parecido al que se usa en los paquetes de té. El Scout nativo podía llevar varias de estas bolitas en la mano, o colgadas descuidadamente a un cordel alrededor del cuello. Si consideraba estar en peligro de ser capturado por el enemigo, se fijaba en los lugares de referencia que pudieran existir a su alrededor, dejando caer las bolitas sobre el suelo por donde podían confundirse con piedrecillas. Entonces caminaba descaradamente hacia el enemigo, quien en caso de registrarlo no le encontraba nada.


El mensajero se quedaba por allí durante uno o dos días, esperando que no hubiera moros en la costa y, entonces, regresaba al lugar de referencia donde había dejado tiradas las cartas. Lugares de referencia, debéis recordar qué quieren decir objetos tales como árboles, montículos, rocas u otros detalles que pueden servir a un Scout para recordar los sitios por donde ha pasado."
Uno de tantos aprendizajes:
Señales de humo.
Tres grandes fumarolas, una tras otra, significan "peligro". Una sucesión de pequeñas fumarolas significa "reunión, venga acá". Una columna de humo ininterrumpida significa "alto". Para hacer que un fuego produzca humo, enciéndasele en la forma ordinaria con cantidad de palos delgados y astillas, y, tan pronto como esté ardiendo convenientemente, colóquense sobre él hojas verdes o pasto o heno mojado, e inmediatamente comenzará a humear.


Cúbrase el fuego con una manta húmeda; después retírese ésta para dejar escapar la humareda e, inmediatamente, vuélvase a colocar aquélla sobre el fuego. El tamaño de la humareda depende del intervalo en que se retire la manta. Para una humareda corta, cuéntese dos mientras se tiene la manta fuera de su lugar y ocho mientras se la mantiene en su lugar sobre el fuego. Para una humareda larga, retírese la manta durante seis segundos.