jueves, 28 de junio de 2007

EL HOMBRE DE VITRUVIO

Vitruvian Man by Leonardo da Vinci, Galleria d...Image via Wikipedia


Este dibujo se ha convertido en el auténtico símbolo del pensamiento renacentista ya que recoge ideas claves: el hombre medida de todas las cosas y la belleza ajustada a equilibrio y proporción. El dibujo responde perfectamente al esquema descrito por Vitruvio.
"... y también el ombligo es el punto central natural del cuerpo humano, ya que si un hombre se echa sobre la espalda, con las manos y los pies extendidos, y coloca la punta de un compás en su ombligo, los dedos de las manos y los de los pies tocarán la circunferencia del círculo que así trazamos. Y de la misma forma que el cuerpo humano nos da un círculo que lo rodea, también podemos hallar un cuadrado donde igualmente esté encerrado el cuerpo humano. Porque si medimos la distancia desde las plantas de los pies hasta la punta de la cabeza y luego aplicamos esta misma medida a los brazos extendidos, encontraremos que la anchura es igual a la longitud, como en el caso de superficies planas que son perfectamente cuadradas".
Dicho esto, la proporción del cuerpo humano está más que probada y nos continúa sorprendiendo al ver este dibujo. Dejemos por un momento a un lado “Cuerpo” para centrarnos en “Mente”.
En el aspecto cognoscitivo, el mundo moderno ha crecido con el concepto de que la inteligencia se basa en la típica prueba del Coeficiente Intelectual la cual fue creada a finales del siglo 19 para medir objetivamente el razonamiento. Su creador estaba muy motivado por la nueva disciplina universitaria llamada Psicología y por el deseo de cruzar barreras entre las clases sociales en referencia al potencial académico de un niño.
Esta prueba fue un gran hallazgo en su tiempo pero la investigación contemporánea nos demuestra que estos exámenes sufren de 2 defectos significativos. El primero es la idea de que se “nace” con cierto grado de inteligencia. Pese a que un individuo trae consigo ciertos talentos, se ha probado científicamente que el IQ puede aumentar significativamente a través de entrenamiento apropiado. Se ha probado que los genes aportan no más del 48% del coeficiente intelectual y 52% se deriva del cuidado prenatal, el medio ambiente y la educación de una creatura. El segundo defecto de este tipo de calificación es el concepto de que las habilidades de razonamiento matemáticas y verbales son las medidas del coeficiente intelectual y son pre requisitos esenciales para medir la inteligencia.
Estos conceptos los han destronado muchos estudios psicológicos contemporáneos al introducir la teoría de las inteligencias múltiples donde se afirma que cada uno de nosotros posee por lo menos una de las siete inteligencias cuantificables y que son:
Lógica-Matemática
Verbal-Lingüística
Espacial-Mecánica
Musical
Corporal y Kinética
Social-Interpersonal
En el reino animal es notable ver a las crías imitando a sus madres. El aprender imitando es fundamental en muchas especies incluyendo al ser humano , pero como adultos tenemos la gran ventaja de decidir a quién deseamos imitar. Escogemos modelos como guía, que nos motivan, que nos inspiran y que nos enseñan. Hay quienes se apasionan estudiando la técnicas de Tiger Woods, leen a Churchill o a Lincoln o bien estudian a Leonardo Da Vinci, genio reconocido en todas las áreas de inteligencia emocional.
Leonardo pero no Di Caprio, Da Vinci pero nada que ver con el best seller de Dan Brown….Leonardo nacido en 1452 en el pequeño pueblo de Vinci a unos kilómetros de Florencia.
Recientemente apareció una propuesta que merece la pena echarle un vistazo; ésta habla de la forma de aplicar los elementos esenciales de la genialidad de Leonardo Da Vinci para enriquecer nuestra vida:
Curiosità: El deseo de aprender constantemente.
Dimostrazione: El propósito de probar el conocimiento a través de la experiencia. La disposición para aprender de los errores.
Sensazione: El refinamiento continuo de los sentidos, especialmente de la vista como forma de enriquecer una experiencia.
Sfumato: La disposición de aceptar contradicciones, ambigüedades, incertidumbre o lo absurdo.
Arte et Scienza: El desarrollar un balance entre la ciencia y el arte, la lógica y la imaginación.
Corporalità: El cultivo de la educación física y el deporte.
Connessione: La habilidad para conectar eventos, sucesos, momentos históricos en distintas partes del mundo.
Estos son los Siete Principios Da Vincianos que suman lo que hoy también se puede definir como el hombre del Renacimiento moderno. Para tomarle el hilo desde el principio a esta teoría, hagamos un viaje virtual a Florencia y detengámonos frente a la iglesia de Santa Maria del Carmine cruzando el río Arno en Florencia. Es allí donde se encuentra la Capilla Brancacci y el fresco de Massaccio que ilustra la expulsión de Adán y Eva del Jardín del Paraíso. La postura de ambos personajes, la tridimensionalidad, la tragedia expresada en sus gestos, marca el inicio de una nueva era en el mundo del arte: El Renacimiento. En el oscurantismo medieval ya no aparecían nuevas ideas, ningún territorio fuera de Europa había sido explorado, el centro del universo según Ptolomeo era Europa y Tierra Santa. El sol era el centro del universo, la tierra era estática y el infierno estaba localizado debajo de nuestros pies. La iglesia era indivisible, la vida después de la muerte era incierta y todo lo que había que saber ya se sabía. Después de siglos de esclavitud y supersticiones, el ideal del potencial y el poder humano renació. El resurgimiento del ideal clásico alcanzó su máxima expresión a través de Leonardo, Miguel Angel y Raphael. Esta transformación dramática del mundo medieval fue de la mano de un sinnúmero de descubrimientos e inventos como la imprenta, el lápiz y papel común y corriente, el astrolabio, la brújula y el reloj mecánico entre otros. En la Edad Media, la mayoría de las mentes inteligentes concentraban su energía no en explorar nuevas tierras o inventar nuevos objetos sino en debates kilométricos acerca de cuantos ángeles cabrían en la cabeza de un alfiler y por supuesto torturaban a todo aquel que osara cuestionar estos dogmas.
Han pasado más de 500 años desde el Renacimiento y hoy día naciones y corporaciones rivalizan con la iglesia luchando por la lealtad de sus fieles. La velocidad en el desarrollo de tecnologías es sumamente acelerada y día con día cambian al ser humano tanto personal como profesionalmente. Uno de los cuestionamientos filosóficos modernos es el debate constante respecto al peligro de que la comunicación y el marketing –léase televisión abierta y ciertos medios impresos- decidan cómo hay que vestir, hablar, actuar o en resumidas cuentas PENSAR, o bien el hombre se encuentre siempre en posición de cuestionarlos, y continúe siendo dueño de su conocimiento aumentando cada momento su desarrollo intelectual.
Se necesitaría una enciclopedia completa para clasificar los logros de Leonardo da Vinci. Leonardo el pintor, Leonardo el arquitecto y escultor; Leonardo el ingeniero, Leonardo el inventor. Leonardo el científico. Su sapiencia fue sumamente extensa. Descubrió un sinnúmero de secretos en el mundo y demostró gran cantidad de teorías científicas, pero desafortunadamente la era conservadora en que vivió hizo que la gente no fuera receptiva a muchas de sus ideas o sugerencias. En su lecho de muerte dijo decepcionado: Jamás terminé ningún trabajo en mi vida. La mayoría de sus proyectos y manuscritos fueron publicados décadas después lo que marcó una gran pérdida para el desarrollo de la ciencia y la tecnología. Da Vinci se convirtió en un símbolo de sabiduría. Sus extraordinarios pensamientos, sus esfuerzos por descubrir la belleza del mundo y desentrañar los misterios del universo no dejan de sorprender a la humanidad.
A la pregunta : ¿Porqué el cielo es azul? La respuesta de Leonardo fue la siguiente: “ Yo digo que el color azul que el viento nos hace ver no es realmente el color preciso del cielo, sino que este color viene del aire húmedo y caliente que se evapora en partículas mínimas e imperceptibles que al ser tocadas por el sol se convierten en luminosas frente a la oscuridad que las cubre como una gran tapa” (tomado textualmente de escritos de Leonardo Da Vinci en el museo de Amboise Región de La Loire en Francia). Simplemente habría el lector de ubicarse hace más de 500 años y maravillarse con el razonamiento de este hombre.
Pero no hay que pensar 500 años atrás sino en nuestra infancia. Éramos niños curiosos… sumamente curiosos. ¿Pero qué pasaba en las escuelas con esos niños que preguntaban demasiado?
La maestra no tenía tiempo para abordar tantas dudas. Había que centrarse en el “programa”. Tal vez hoy día si el niño Da Vinci estuviera en un salón de clases es posible que lo hubieran enviado a terapia diagnosticándole hiperactividad y síndrome de déficit de atención. Pese a que todos comenzamos nuestra vida tal como lo hizo Leonardo, una vez que comenzamos el camino académico aprendimos que las respuestas eran más importantes que las preguntas, o más bien dicho, aprendimos a encontrar o incluso a memorizar las “respuestas correctas”.
Hoy en día hay métodos educativos que permiten que la curiosidad forme parte cotidiana en el aprendizaje, pero la educación que se recibía en décadas pasadas desarrolló el patrón de pensar para encontrar LA respuesta– o sea, la respuesta que el maestro consideraba correcta. Este patrón se implementaba una y otra vez incluso hasta llegar a la universidad o el post grado. En experimentos se probó aplicar el mismo examen a alumnos recién aprobados de carrera universitaria un mes después de haberlo tomado. La gran mayoría reprobaban.
La vida de Leonardo Da Vinci fue un ejercicio constante en resolver problemas de forma creativa y el principio “Curiositá” fue la llave mágica con que desarrolló esta forma de pensamiento.
Pero todos aquellos que pasamos por la escuela hace ya varias décadas no estamos del todo perdidos. Es un hecho que podemos aumentar nuestras habilidades para resolver problemas empezando por enfocarnos no a la “respuesta correcta” sino a la “pregunta correcta”.
Un ejemplo de esto es el cómo la evolución en el planteamiento de una pregunta tuvo como resultado una transformación esencial en el desarrollo del mundo: Los pueblos nómadas se preguntaban: ¿Cómo podemos conseguir agua? Su respuesta fue convertirse en sedentarios, asentarse cerca de los ríos. Pero cuando se preguntaron ¿Cómo podemos hacer que el agua venga a nosotros? Se convirtieron en agricultores y los pueblos comenzaron a desarrollarse.
Hay tantos individuos que pasan días y horas preguntándose: ¿Cuál es el significado de la vida? Aquellos que filosofan de manera más práctica hoy día, se plantean la pregunta de otra manera: ¿Cómo puede tener mi vida un mayor significado?
Da Vinci disfrutaba encontrando metáforas ilustrativas en la naturaleza. Cuando diseñó la increíble escalera circular en el castillo de Blois en La Loire, se inspiró en los caracoles marinos que había recogido en alguna playa de Italia. Para el proyecto del órgano musical que diseñó se basó en los dibujos que había hecho de la laringe humana. Inventores famosos en tiempos más recientes han utilizado estos principios Da Vincianos exitosamente. Alexander Graham Bell estudió el oído humano de tal manera que fue su punto de partida para la invención del teléfono. Y qué decir de aquella persona que inventó el VELCRO por ejemplo? Se le “prendió el foco” cuando salía a caminar al bosque y regresaba a casa con pelusa de las plantas pegada a su ropa. Y uno más: aquel que inventó el “ganchito” para abrir las latas de aluminio se planteó la pregunta: ¿Qué cosas en la naturaleza se pueden abrir con facilidad? No era la nuez pero sí el plátano. De aquí partió todo.
La curiosidad mató al gato –dicen por ahí. La curiosidad Da Vinciana buscaría ¿qué es lo que el gato había encontrado momento antes de que diera fin una de sus nueve vidas?
[1] Se considera correcto escribir Vitruvio o Vitrubio

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