lunes, 24 de septiembre de 2007

LA ERA DE ACUARIO

Russian Rainbow Gathering. Nezhitino, August 2005Image via Wikipedia


Han pasado ya 40 veranos desde que en el año 1967 comenzaba a cobrar fuerza el movimiento Hippie, siendo el epicentro la zona de Haight Ashbury en San Francisco California.
En ese tiempo circulaba una publicación “underground” llamada The San Francisco Oracle que contenía artículos de actualidad, espiritualidad, poesía y psicodelia gráfica en su diseño, mismo y que fue una de las grandes detonantes de este movimiento. En el verano del 67 infinidad de estudiantes decidieron acudir a Haight Ashbury por lo que el gobierno local decidió limitarles el acceso. Esto alertó a los medios que hicieron de este movimiento un foco de atención bautizado como El Verano del Amor dándole ahora sí un nombre propio a una movimiento cuyo inicio se había generado de boca en boca.
Aquí nació la canción escrita por The Mammas & The Pappas que popularizara Scott McKenzie:
If you're going to San Francisco,
Be sure to wear some flowers in your hair...If you're going to San Francisco,Summertime will be a love-in there.

Al mismo tiempo en Junio del 67 salió a la venta el álbum de los Beatles “Sargento Pimienta” cuyas influencias y portada psicodélicas, instrumentos extraídos de la India y referencia a ciertas drogas, encapsulaba la verdadera esencia del Verano del Amor. En Junio 25, las estaciones de rock a nivel mundial se unieron para poner al aire All You Need is Love y así enfatizar los ideales de amor, libertad y unidad que se gestaban dentro del movimiento Hippie.
Más de cien mil jóvenes se unieron al movimiento del Verano del Amor también en Berkeley y otras áreas de la bahía. Comida, drogas gratis y amor libre atrajeron a jóvenes adolescentes y universitarios a formar parte de una utopía cultural y al regresar a casa, “Flower Children” llevaron consigo nuevas ideas, ideales, formas de comportarse y la alternativa a la manera conservadora de vestir.
Los hippies se caracterizaban por la anarquía no violenta, la preocupación por el medio ambiente y el rechazo general al materialismo occidental. Artísticamente fue un movimiento muy prolífero pues la psicodelia y el arcoíris de colores inspirados en las drogas alucinógenas se plasmaba en la moda, los gráficos y la música. Generándose primero en Estados Unidos, el movimiento se propagó hacia Europa y el resto del mundo como una reacción a la resaca que la Segunda Guerra Mundial y la Guerra de Corea habían dejado en el mundo y principalmente lo que estaba sucediendo en Vietnam. El final de aquellas guerras había traído un bienestar a las clases medias y acomodadas pero al mismo tiempo un aletargamiento en cuanto a los reclamos y a la lucha obrera en el mundo. La juventud a finales de los 50 había comenzado a rechazar estas posiciones referidas como burguesas y esta transformación social fue incubando una protesta juvenil que se desataría en la década de los 60. Igualmente la liberación femenina y la lucha contra la discriminación étnica se unieron a esta fórmula prácticamente lista para detonar. Parecía que un sismo había movido de lugar los elementos de la apacible vida cotidiana y ahora los jóvenes consideraban mediocre y aburrido este mundo convencional dando inicio a una búsqueda espiritual y contacto con la naturaleza.
Aparte de los movimientos que cimbraron el ámbito familiar conservador, a esta rebelión juvenil se le sumó la llamada “revolución sexual”; la aparición de la píldora y su difusión masiva. El hippie decidió alejarse de casa y reunirse en comunas que eran grupos libres y sin jerarquía. Sus reuniones se volvieron cada vez más frecuentes como la convocación a Woodstock en 1969 donde se reunieron por tres días más de medio millón de jóvenes pues en el rock encontraron un medio de expresión inigualable. Woodstock se llevó a cabo en el gran espacio abierto de una granja del estado de Nueva York del 15 al 17 de agosto de 1969. Tres días de lluvia, lodo y más de 400.000 jóvenes fue el resultado de un encuentro que pasaría a la historia.
Joan Baez; Crosby, Stills, Nash y Young; The Who; Janis Joplin; Jimi Hendrix; Sly and the Family Stone; Jefferson Airplane y Santana, son solo algunos de los músicos que actuaron en el festival que había sido anunciado y promovido como “Tres Días de Paz y Amor”.
Estudiantes, fumadores de marihuana, residentes en comunas, profesores y hippies en general, acudieron a la cita que fue catalogada como “una reunión de todas las tribus”, creando una leyenda que quedaría viva por siempre en la cultura musical y roquera.
La imagen del hippie se caracterizaba por el pelo y barba larga, y tanto hombres como mujeres tendían a dejarse el pelo largo e imitar el estilo afroamericano. La mayoría de la sociedad consideraba a estos greñudos como ofensivos y sucios. Pero el pelo largo en hombres y mujeres y su particular manera de vestir, actuaban como signos de pertenencia y de una actitud rebelde y no conformista, muchos de ellos incluso se hacían su propia ropa protestando así contra el consumismo.
El Hippie en resumidas cuentas se oponía categóricamente a los dogmas políticos y sociales de la época. Y al seguir explorando este movimiento, inevitablemente aparece el nombre de Timothy Leary, un hombre que presumió haber ingerido más de cinco mil dosis de LSD durante su vida, lo que inspiró a Richard Nixon a definirlo como el Hombre Más Peligroso para Norteamérica. Doctorado con honores en Psicología, Leary fue autor de innumerables textos en el ámbito de su especialidad, pero fueron los estudios que hizo conocidos como “La Experiencia Psicodélica” que influenciaron a músicos como John Lennon, haciéndose tan cercana su relación amistosa que Leary estaba presente cuando John y Yoko-Ono dieron su conferencia de prensa desde una cama en Montreal. Leary impartía la cátedra de psicología en Harvard cuando comenzó a experimentar con todo tipo de ácidos y alucinógenos que hacía probar a luminarias bohemias de la talla de Thelonious Monk, Aldous Huxley, Allen Ginsberg y Jack Kerouac, inspirador de los beatniks y de los hippies, cuyos libros, en el idioma que sea siempre parecían destinados a ser leídos en ediciones de bolsillo usadas y encontradas habitualmente el interior del bolsillo de hippies. Y así, cuando la lista de celebridades y beatniks conocidos por el Dr. Leary se terminó, continuó experimentando con presidiarios, vagabundos e incluso fanáticos religiosos. Hedonista por excelencia, el excéntrico Leary hizo filmar su muerte ya esperada e incluso que se cumpliera lanzar sus cenizas al espacio desde uno de los transbordadores espaciales Pegasus.
Dos aspectos de la experiencia de los años sesenta: la protesta contra la guerra y la experiencia psicológica fueron las resultantes que coincidían en los jóvenes pues los que se oponían a la guerra de Vietnam, habían experimentado con ácidos y otras drogas. Los “viajes” eran lugar común en diversas áreas: socialités, artistas, científicos y hombres poderosos en los medios de comunicación. LSD era la moda, era exótico, brindaba éxtasis, prometía bienestar psicológico y transcendencia espiritual. Parecía existir un ansia de vivir en el peligro y la frontera psicológica era parte de esta mística. ¿A qué se debió que tanta gente decidiera participar en estos viajes peligrosos? Para comprenderlo un poco hay que volver a los Hippies y el Verano del Amor. En aquellos tiempos, los jóvenes se sentían promotores y testigos del nacimiento de una nueva era. Ghandi y Luther King eran sus héroes y se inspiraban cotidianamente en la riqueza del misticismo de los países asiáticos. Las conversaciones giraban en torno al budismo, los gurús de la India, los chamanes indios de Norteamérica y leían Siddharta y la carta astrológica. Paz y Amor no solo era un slogan sino un estado de la mente. El joven de los sesenta deseaba vivir en harmonía con la tierra y convertirse en la base de un segundo renacimiento que cambiaría la cultura humana.
Al terminar la Guerra de Vietnam, muchos hippies fueron blanco de críticas y ridículo, especialmente con la llegada del rock Punk y la música Disco. El movimiento continuó diluyéndose debido al uso indiscriminado de las drogas y su alta dependencia a las mismas. Hoy día, muchos de los aspectos de esta contracultura han sido asimilados por la sociedad y la diversidad religiosa y cultural es ampliamente aceptada. El movimiento en sí se diluyó pero el legado de los hippies se puede observar en ciertos detalles de la moda e incluso en las nuevas tendencias de medicina alternativa, comida naturista. Se habla abiertamente de la revolución sexual y de muchos otros temas altamente censurados en aquellas décadas. En Norteamérica, aquellos jóvenes del Verano del Amor, de la Era de Acuario, hoy ocupan posiciones estratégicas en su país. Muchos argumentan que el Hippie cedió finalmente en los años ochenta y pasó a formar parte de la sociedad de consumo.

jueves, 13 de septiembre de 2007

Enganchados a una tradición

Historic Fly Fishing Items From The American M...Image via Wikipedia


Cada año ya para darle el toque final al verano, mi marido y mi hijo salen a un viaje de pesca. Tiempo atrás dejaron la pesca marítima en las costas mexicanas para sumergirse en el apasionante mundo de la pesca con mosca, buscando la afamada trucha arcoíris y la lobina en diversas vertientes de los ríos Arkansas y Colorado que cruzan infinidad de zonas en las montañas rocallosas y desembocan en el estado de Colorado.
Aquellos que practican la pesca con mosca están de acuerdo en que ésta es la modalidad más pura de pesca. Con la ayuda de lentes polarizados el pescador recorre las orillas del río o bien se mete a él y su mirada complementada por su pericia está a la espera de descubrir truchas. Para lograr el dominio de esta técnica es de suma importancia poseer un notable sentido de la vista y por lo mismo, acostumbrar a los ojos a ver peces bajo el agua. La mayoría de los pescadores cree estar dotada de esta sensibilidad, sin embargo existen enormes diferencias entre lo que pueden percibir un pescador y otro.
La trucha se encuentra de dos formas: comiendo, casi siempre cerca de la superficie, o bien reposando cerca del fondo.
Y si el lector se pregunta cómo es realmente la Pesca con Mosca, la descripción es la siguiente: este tipo de pesca consiste en llamar la atención del pez con un elemento artificial que imita su alimento –es decir insectos- lo que en el argot del pescador se llamará una “mosca”, y deslizarla lo más delicadamente posible muy cerca de su boca prácticamente sobre la superficie del agua. En ese momento, si la trucha vio la “mosca” se puede observar un ligero desplazamiento o bien como el pez abre la boca. Es aquí cuando el pescador clavará el anzuelo con arte y firmeza. En la pesca con mosca el señuelo se despliega progresivamente con movimientos rítmicos hacia delante y hacia atrás, como si fuera un látigo, con auxilio de la caña -que es muy flexible- y de un hilo con cuerpo, más grueso y pesado que el nylon tradicional, denominado “cola de ratón” o flyline (en inglés fly es el sustantivo mosca y también el verbo volar, de aquí el adecuado nombre con el que se denomina este deporte: FLY FISHING ). La mosca no es un insecto real sino un símil cuyo “cuerpo” se forma al atar hilos, plumas y otros materiales al anzuelo. Mantener la línea suspendida en el aire hace que el lanzamiento requiera cierto ritmo ( un ritmo de aproximadamente cuatro tantos: “uno..dos…con el brazo hacia atrás….tres…cuatro…al momento de lanzar ) y por tanto, requiere de práctica. A diferencia de la pesca tradicional que se denominaría pasiva, en el “Fly Fishing” aunque no hay que ser un atleta, se le considera una actividad en sí misma. La combinación del lanzado o casteado y la “mosca” hecha de materiales que asemejen un insecto real, burlará con estos movimientos al pez que se lanzará entonces a la superficie para comerse a este animal.
En un buen pescador se observa su práctica y su pericia en la manera en que engancha a su pez en cada ocasión pues si se engancha antes de tiempo, la trucha tendrá la oportunidad de devolver la mosca y escapar.
La pesca con mosca, es de acuerdo al universo de la pesca deportiva, posiblemente la pesca más intelectual entre todas las conocidas, ya que exige del pescador un adiestramiento y un minucioso estudio de las demás modalidades, en cuanto al lanzamiento, los diferentes tipos de moscas, y todo lo que conforma esta estupenda forma de pescar. Cuando el pez finalmente es atrapado por la línea, pescador y pez son uno mismo. El tiempo que uno ha dedicado para atrapar al animal ha necesitado dedicación, pericia, paciencia y concentración, así que este pez no será simplemente uno más para soltar o poner en la canasta, sino un logro en sí, un pequeño triunfo.
Una de las características más importantes que rodea a la pesca de trucha con mosca es la importancia que le da el pescador al entorno que rodea esta actividad. El pescador con mosca es un amante de la naturaleza.
Dentro de la pesca deportiva, actividad que en sus variantes es practicada en todo el mundo, existen determinadas especies de peces que gozan de las preferencias de los pescadores.
La numerosa biblioteca existente que aborda el tema a nivel internacional destaca que el sitio número uno lo ocupan los salmones y las truchas, cuyas características son su extraordinaria resistencia a ser capturadas dando recorridos veloces, cambios de dirección y sorpresivos saltos lo que marca radicalmente una diferencia con los otros peces de aguas profundas. Por otra parte, la alimentación de estas especies las hace animales astutos que hacen que el pescador se encuentre en un constante reto en relación con todo lo que rodea al pez para poder realmente “engañarlo”. Además, si de vez en cuando no se opta por la modalidad “catch and release” y se trae el botín a casa, la exquisitez de su carne es inigualable.
Sus inicios, se encuentran documentados en escrito romanos allá por el siglo 2 con la descripción que hacen de la manera en que pescaban los antiguos macedonios. La pesca con mosca tal como la conocemos se originó en las aguas blancas de los ríos rocosos de Escocia y el Norte de Inglaterra pues hay escritos publicados allá en 1496 que la describen detalladamente, incluso dan instrucciones acerca de la manera de tensar la caña y preparar los diferentes tipos de moscas de acuerdo a la temporada. En el Sur de Inglaterra, los ríos claros se localizaban en Surrey, los Berkshires y Hampshire. En estos ríos, la hierba crecía y se elevaba muy cerca de la superficie por lo que poco a poco se fueron derivando nuevas técnicas y usando una gama diversa de materiales, y es así como cada país fue desarrollando y modificando su técnica ya que este deporte se practicaría a partir de entonces desde Escandinavia pasando por Estados Unidos y llegando a varios países de Latinoamérica. Anteriormente, una caña larga y líneas ligerísimas hechas de algodón trabajaban en combinación con el viento, dejándole a éste hacer gran parte del trabajo pero después, las líneas hechas de seda demostraron ser sumamente eficientes a la par de las cañas de bambú.
Quien practica el Fly fishing o Pesca con Mosca coloca las novelas de Ernest Hemingway al lado de sus libros de pesca, pues el autor norteamericano constantemente describía la pesca con mosca en sus obras especialmente Fiesta (The Sun Also Rises) escrita en 1926. Hace unos cuantos años, Robert Redford dirigió a Brad Pitt en “Nada es para siempre” (A River runs through it) cuya historia se lleva a cabo allá en el estado de Montana cuando un par de hermanos realizan un viaje de pesca con la idea de que uno de ellos ayude al otro a encontrarle un nuevo sentido a la vida.
Si se pesca en aguas muy frías, se utilizan “Waders” que son pantalones impermeables de neopreno que llegan a la altura del pecho y se usan con tirantes. El pantalón incluye la bota con suelas de material sumamente adherente para poder mantenerse de pie sin ser jalado por la ligera corriente. El equipo, ni qué decirlo, un apasionante mundo: chalecos, cañas, carretes de todo tipo, kits para armar las moscas. Quienes se dedican opinan que en la pesca con mosca hay tres cosas atractivas: la pesca en sí, el atado o armado de moscas que para muchos ya es en sí un hobby, y el “fly casting” o lanzamiento.
Durante las horas en que aquí ensayé a describir este hobby fascinante, el tiempo voló para mis dos pescadores. Al ir guardando el equipo en el automóvil, intercambiamos unas cuantas frases. Durante el trayecto de vuelta no se dijo gran cosa. Cada uno estaba inmerso en sus propios pensamientos, relajado, digiriendo el increíble panorama. Yo sé que su cuerpo, su mente y su espíritu estuvieron ocupados placenteramente desde el amanecer hasta que el sol decidió guardarse y que no cambiarían por nada la posibilidad de pasar un día pescando en el río Colorado.