miércoles, 29 de abril de 2009

Principio y Fin de la Era del Hielo


Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo…….

Con estas líneas comienza una de las obras literarias más maravillosas de todo el mundo.

"Aureliano Buendía […….] se quedó fascinado con la mano en el aire y los ojos inmóviles, oyendo a la distancia los pífanos y tambores y sonajes de los gitanos que una vez más llegaban a la aldea, pregonando el último y asombroso descubrimiento de los sabios de Memphis."

"Al ser destapado por el gigante, el cofre dejó escapar un aliento glacial. Dentro solo había un enorme bloque transparente, con infinitas agujas internas en las cuales se despedazaba en estrellas de colores la claridad del crepúsculo. [….] José Arcadio Buendía se atrevió a murmurar: - Es el diamante más grande del mundo.

-No – corrigió el gitano-. Es hielo.

José Arcadio Buendía, sin entender, extendió la mano hacia el témpano, pero el gigante se la apartó. –Cinco reales más para tocarlo- dijo. José Arcadio Buendía los pagó, y entonces puso la mano sobre el hielo, y la mantuvo puesta por varios minutos, mientras el corazón se le hinchaba de temor y de júbilo al contacto del misterio. Sin saber qué decir, pagó otros diez reales para que sus hijos vivieran la prodigiosa experiencia. El pequeño José Arcadio se negó a tocarlo. Aureliano, en cambio, dio un paso hacia adelante, puso la mano y la retiró en el acto. –"Está hirviendo" exclamó asustado. Pero su padre [……..] pagó otros cinco reales y con la mano puesta en el témpano, como expresando un testimonio sobre el texto sagrado exclamó: -Este es el gran invento de nuestro tiempo.

Gabriel García Márquez

Cien Años de Soledad , Edición Conmemorativa Marzo 2007


Hasta hace doscientos años, el hielo era un simple efecto climático que se producía en invierno. Pero a principios del siglo 19, un hombre comenzó a ver en los estanques congelados, lo que nadie más había visualizado. Frederic Tudor no solamente obsequió al mundo vasos de agua fría en días calurosos sino que le creó al hombre una necesidad que jamás había tenido.

La Historia del Hielo.-

Allá en el año 1805, un par de hermanos bostonianos disfrutaba de un día de campo familiar: bebidas frías, helados y bromas pensando cómo los envidiarían muchos habitantes de países cuyos climas cálidos eran extremosos. Este dato permaneció en el pensamiento de Frederic Tudor quien 30 años después transportaría más de 200 toneladas de hielo al otro lado del mundo, con lo cual se ganaría el apodo del Rey del Hielo.

No había nada en su infancia o adolescencia que indicara que Frederic sería el creador de toda una industria. Poseía las cartas credenciales y el pedigree necesario para ir a Harvard, pero cuando comenzaba sus estudios de secundaria decidió mejor abandonar la escuela y se mudó a la propiedad de su familia en las montañas a cazar, pescar y jugar a ser granjero.

Cuando su hermano le sugirió extraer el hielo del estanque y enviarlo a las Indias Occidentales, Frederic se lo tomó muy en serio, principalmente ya que no tenía nada mejor que hacer.

El plan sería transportar hielo desde Nueva Inglaterra hacia el Caribe. Su razonamiento era que una vez que la gente lo probara no podría dejar de consumirlo.

Los hermanos consiguieron los fondos suficientes y prepararon el primer cargamento cuyo destino sería la isla francesa de Martinica a donde estaban seguros que fundarían el monopolio del hielo.

Su plan fue duramente criticado y ningún barco carguero aceptaba transportar un cargamento tan extraño, así que Frederic decidió invertir 5 mil dólares (de aquellos dorados tiempos)y comprar su propio barco. El 10 de Febrero de 1806, apareció a ocho columnas en el Boston Gazette: "Esto no es broma. Un barco con 80 toneladas de hielo acaba de zarpar hacia la Martinica. Esperemos que esta ilusión no se derrita."

El hielo llegó en perfectas condiciones a la Martinica pero nadie quizo comprarlo a pesar que Tudor se desvivía haciéndoles ver las bondades que este recurso le brindaría a su calurosa isla.

Sin importarle este primer fracaso, Frederic juntó suficientes fondos para volver a enviar otro cargamento al año siguiente, pero un embargo comercial aisló al Caribe por espacio de dos años así que se tuvo que quedar con los brazos cruzados. Aunado a todo esto, la fortuna de la familia Tudor comenzaba a tambalearse dadas las condiciones negativas del mercado de bienes raíces.

No fue sino hasta 1810 que el negocio del hielo comenzó a ser rentable, pero una serie de circunstancias –incluyendo la guerra, el clima y los parientes con problemas económicos- lo llevaron a los números rojos y entre 1810 y 1813 tuvo que parar en la cárcel tres veces por deudas adquiridas y permanecer escondido del sheriff.

ROMPIENDO EL HIELO.

Ya sea porque tenía un admirable espíritu empresarial o bien una gigantesca obsesión, Tudor no dejaba de creer que el hielo lo haría un hombre millonario. Durante la siguiente década se dedicó a desarrollar nuevas técnicas para convencer a la gente que realmente "necesitaba" tener hielo, incluso utilizando el recurso de: ¡Llévelo GRATIS!

Durante el tiempo en que vivió en Carolina del Sur en una casa de huéspedes, Tudor tenía la costumbre de traer una hielera con bebidas frías a su mesa en el comedor. Los demás comensales primero lo veían burlonamente pero una vez que lo probaban, se enamoraban para siempre del hielo. Tudor viajó por todo el país convenciendo a los cantineros de ofrecer bebidas heladas al mismo precio que las bebidas "al tiempo" para poder corroborar cuales bebidas eran las más vendidas. También capacitó al personal de los restaurantes con las técnicas para hacer helado y visitó doctores y hospitales con el afán de convencerlos de que la fiebre podía controlarse con hielo. El hecho fue que todo aquel que probó el hielo confirmó que ya no podía prescindir de él, tal como Tudor se lo había imaginado.

En 1821 ya contaba con una empresa sólida. La demanda era constante en Savannah, Charleston, Nueva Orleans e incluso en La Habana Cuba. Pero aún necesitaba pulir algunos renglones de la operación. En 1826 Nathaniel Wyeth se convirtió en su brazo derecho e innovó técnicas para cortar el hielo en piezas gigantes a manera de inmensos bloques que facilitaban el movimiento y la entrega. Los bloques se apilaban hasta 25 metros de altura.

Aún así, solamente una décima parte de todo es y hielo era comercializada y lo peor de todo es que la operación era sumamente insegura pues el proceso de mover los bloques, las manos entumecidas, las herramientas cortantes y las aguas gélidas hacían que fuera un trabajo peligroso. Un bloque de hielo pesaba más de 100 kilos y al resbalarse atropellaba a los trabajadores fracturándoles las piernas. Muchos de ellos padecían quemaduras por el frío al permanecer hincados haciendo los cortes.

A Tudor se le bautizó como el Rey del Hielo cuando envió un cargamento de 180 toneladas de hielo hasta las colonias británicas de Calcuta, siendo la operación tan exitosa que con esto se reabrieron las rutas comerciales entre la India y Boston.

Ya por 1847, más de 50 mil toneladas de hielo viajaban por barco o por tren a 28 ciudades de los Estados Unidos. Casi todo el hielo provenía de Boston pues Tudor era dueño de los derechos de recolección de los estanques principales del estado de Massachusetts.

Federico Tudor murió en 1864 siendo nuevamente un hombre muy rico. Ya para ese tiempo todo aquel que tenía acceso a un estanque o río se había unido a la competencia. Muchos pueblos elevaron su nivel de vida al hacerse proveedores de hielo ya que los granjeros trabajaban el campo y además en el invierno se ocupaban en esta nueva industria.

La sociedad norteamericana se acostumbró a los productos frescos y la industria del hielo se convirtió en una de las más poderosas. A principio del siglo Veinte, prácticamente cada familia, tienda de abarrotes, bar y restaurant e en los Estados Unidos era propietario de una hielera.

Pero irónicamente la necesidad de tener hielo llevó a desarrollar la tecnología que haría que el imperio del hielo finalmente se derritiera: los congeladores y refrigeradores eléctricos.

Para 1940 más de 5 millones de estos electrodomésticos ya se habían vendido. Ahora que uno podía fabricar sus propios cubos de hielo, ya no había necesidad de mover las cantidades masivas de hielo a través del país.

Hoy día, solo en los Estados Unidos la industria del hielo genera más de 2 billones de dólares al año, pero nunca volvió a alcanzar los niveles que algún día tuvo. Habrá que agradecer de alguna manera las locuras de un tipo que tuvo la visión de convertir el agua en dinero.

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A través de los siglos:

  • Durante el siglo VII en China, el palacio imperial contaba con un equipo de más de 100 personas encargadas de conservar una serie de comestibles en hielo.

  • Antes que Roma se incendiara, el Emperador Nerón enviaba relevos de hombres para que le trajeran cubetas llenas de nieve de los Montes Apeninos para servir en sus banquetes; la nieve combinada con vino y miel (como si fuera un daiquiri).

  • La comida congelada comenzó a venderse en 1875 pero no tuvo éxito pues el proceso de congelación era muy lento y perdía todo sabor y textura. En 1920 un hombre de apellido Birdseye desarrolló un método para congelar a velocidad utilizando un ventilador eléctrico, una cubeta de agua con sal y un poco de hielo. Su inversión inicial fue de menos de 10 dólares (lo que le costó el ventilador) y en 1929 vendió la patente por 22 millones de dólares.

  • Sin hielo, la industria de la pesca no existiría hoy tal y como la conocemos. A mediados del siglo 19, el pescado se conservaba en sal pero no por largo tiempo. Fue después, cuando se adaptaron los barcos pesqueros con un sistema que se cargaba con 10 toneladas de hielo, que los pescadores pudieron estar más tiempo en altamar y traer el producto en perfectas condiciones para la venta.