martes, 21 de octubre de 2008

PERMANECER POR SIEMPRE EN PARIS


Paris es famoso por sus croissants, sus tesoros artísticos su urbanismo exquisito y su buen vivir, pero tal vez es menos conocido por su necro grafía. Tal vez nada ilustra mejor la delgada línea que existe entre la vida y la muerte que los cementerios de Paris. Figuras y relieves de piedra parecen despegarse de sus lechos como si hubieran escuchado un ruido o parecen haber estado danzando momentos antes de haberse convertido en mármol repentinamente. Visitar estos cementerios es como maravillarse.

No hay nada triste ni deprimente respecto a los cementerios franceses. Durante el día sus avenidas se mantienen llenas de paseantes y turistas que están en búsqueda de nombres famosos, mismos que se encuentran alrededor de cada esquina. Estos cementerios son como museos al aire libre. Albergan estatuas y representaciones en piedra y mármol de individuos célebres y gloriosos y otros tantos desconocidos. Balzac decía : " Yo casi nunca salgo de casa pero si acaso me siento decaído voy a reanimarme al Cementerio de Père Lachaise. Mientras busco entre los muertos, me reencuentro más con los vivos".

El cementerio más antiguo de Paris- el Père Lachaise- abrió sus puertas en 1804 a instancias de Napoleón Bonaparte (quien fue coronado Emperador esa misma semana). En esa época, Paris necesitaba desesperadamente de nuevos camposantos y no es necesario detallar las razones que hicieron que arquitectos y urbanistas trabajaran a marcha forzada para brindar a los parisinos sitios adecuados a donde decir el último adiós a sus difuntos. Al principio la gente no se acostumbraba debido a la distancia, por lo que la alcaldía parisina optó por exhumar los restos de personajes célebres como Moliere y La Fontaine y sepultarlos ceremoniosamente en el Père Lachaise.

A lo largo de la Avenida Principal se encuentra Alfred de Musset (1810-1857)- poeta- cuyos versos más maravillosos fueron compuestos después de un tormentoso idilio con George Sand . Más allá está la tumba del músico italiano y compositor del Barbero de Sevilla: Gioacchino Rossini (1792-1868) la cual se encuentra vacía pues sus restos fueron llevados a Florencia un año después de fallecido. Al final de la Avenida está Sidonie Gabrielle Colette (1873-1954) Cuando Colette murió en 1954 hubo una airada protesta pública: ¿Cómo es que la Iglesia la quería privar del consuelo de Dios por haberse casado tres veces? Lo más seguro es que hoy en día a Colette le hubiera importado un comino. A la autora de Gigi jamás le importaron los convencionalismos morales. Efectivamente, su tumba minimalista en granito está bordeada de un marco negro que la hace parecer simplemente un lecho matrimonial, tal vez una audaz metáfora relacionada con sus placeres sensuales.

Al dar vuelta a la glorieta que desemboca en la "Avenida del Eterno Reposo" se encuentra uno con James Douglas Morrison (1943-1971) Pese a sus coqueteos con la muerte,¿pudo haber pasado por la cabeza de Jim Morrison el pensamiento de una muerte joven? Una muerte joven, en un país donde ni siquiera comprendía el idioma… una muerte que aún catorce años después continúa siendo un enigma. Desde niño demostró una tendencia hacia la anarquía, complementada por la inestabilidad de su familia. Mientras su padre iba en carrera ascendente en la Marina Norteamericana, Jim era una mezcla de personalidades: poeta, bebedor, brillante estudiante de filosofía y rebelde social. En la Universidad de California Los Angeles (UCLA) entró al ámbito musical como una idea de último minuto y sin embargo pronto se convirtió en el vocalista de un grupo de rock llamado The Doors. La popularidad de Morrison escaló entre 1967 y 1970 y fue cuando decidió pasar unos meses en Paris tratando de "encontrarse" a sí mismo y enderezar su vida. El Rey Lagarto amaba Paris con los ecos de sus héroes: Sartre y Baudelaire además del respiro que obtuvo al pasar desapercibido y poder descansar del ojo del huracán en el que vivía en Norteamérica. Pese a todo esto, a veces sentía la necesidad de llamar la atención personalmente y su alcoholismo crónico lo llevaba en picada. Una mañana de Julio se desató el rumor de que Jim había muerto. Desde Los Angeles, su manager llamó a su esposa quien inmediatamente confirmó el hecho. Una vez en Paris, Pamela Morrison le mostró el ataúd sellado y el certificado de defunción que asentaba que Morrison había muerto de un ataque al corazón mientras tomaba un baño de tina. Al día siguiente fue enterrado en total secrecía en el cementerio de Père Lachaise dejando a millones de fans llorando por su ídolo y a la prensa tratando de resolver una serie de enigmas. Pamela Morrison la única testigo, murió tres años después en un accidente automovilístico en Africa. Treinta y siete años después poco ha cambiado. Los adolescentes de la actualidad aún montan guardia en la tumba, pero que en verdad haya sido sepultado allí sigue siendo una incógnita ya que no se practicó una autopsia, el féretro permaneció cerrado , a nadie se le permitió abrirlo y su mujer afirmó siempre que "no recordaba" el nombre del médico que firmó el acta de defunción. Jim a menudo acariciaba la idea de informar al mundo de su muerte y comenzar una nueva vida en otro sitio. Sus fans aún lo esperan.

Federico Chopin(1810-1849) De carácter afable y sin complicaciones, a Chopin jamás se le dificultó hacer amigos y su círculo cercano una vez que se estableció en Paris, lo formaron pintores y músicos como Delacroix y Berlioz entre otros. De inmediato fue apreciado enormemente por su genio musical, llenó sus días con jóvenes alumnos de la nobleza y continuó componiendo libremente aquella música que ya se describía como "la perfección en sí misma". A través de estudios, nocturnos, conciertos y polonesas, instauró el piano como un instrumento para solos musicales- algo que ahora se da por hecho. Pero hubo dos cosas que interrumpieron su productiva e idílica vida: la amenaza de otra revolución en 1848 que envió a sus alumnos fuera de Paris, y su frágil condición física. Hizo un par de giras en Inglaterra y Escocia pues aunque le molestaba dar conciertos tuvo que hacerlo para poder financiarse. Su salud era tan precaria que muchas veces hubo que llevarlo en brazos después de la presentación. Meses después, la tuberculosis que siempre lo persiguió, finalmente se llevó su vida. Su lecho de muerte fue similar al de aquellas pinturas clásicas donde incluso pordioseros y perros se encuentran en la habitación. Por lo menos veinticinco personas presenciaron su último suspiro: sacerdotes esperando que recuperara la fe, pintores haciendo bocetos para la posteridad, sopranos que cantaban para reanimarlo en sus últimas horas y otros amigos del hombre más popular de Paris. La estatua que adorna su mausoleo en el Père Lachaise representa al genio de la música hundido en la tristeza.

La lista es grande y la oficina de turismo de Paris sugiere cuatro itinerarios diferentes para aquel que puede incluir el Père Lachaise en su visita, pero no quisiera cerrar esta nota sin incluir a la Niña Gorrión Edith Piaf (1915-1963) una de las artistas más grandiosas del siglo XX. Infantil en su talla y su comportamiento, jamás pudo deslindarse de la escasez y privaciones de que fue víctima en su infancia; el abandono y olvido de sus padres, de ser criada en un burdel, de su forzada independencia a los 15 años cantando en las calles y la muerte de su niña de dos años víctima de meningitis. Con la esperanza de apaciguar estas memorias vivió una vida apasionada a tremenda velocidad. A veces lograba olvidar un poco pero jamás maduró respecto a su personalidad infantil que contribuyó tanto a su grandeza como a su caída. La Piaf ansiaba y dependía del amor y la atención, fue rara la noche que pasara sin un hombre a su lado. Frecuentemente se enamoraba pensando que ese sería el hombre de su vida y muy pronto el desencanto la invadía. Frecuentemente engañaba a sus amantes sintiendo así que sus emociones continuaban vivas. Era impulsiva y exigía recompensa instantánea. Pese a todo esto, era generosa y devota. Ayudó a la Resistencia en la Segunda Guerra Mundial y ayudó a subir a músicos que apenas comenzaban como Yves Montand y Charles Aznavour. Lo único que ella pedía a cambio era lealtad. Como si no fuera poco, Edith Piaf se exigía a sí misma con una disciplina férrea a su canto. Jamás se dejó caer pese a la tragedia que en sí fue su vida. Su salud fue además mellada por tres accidentes automovilísticos, reumatismo, la subsecuente adicción a la morfina y su alcoholismo. Pese a todo esto, continuó cantando con letras principalmente autobiográficas con lo que logró su más glorioso triunfo en los escenarios. Su lealtad y amor sobre todas las cosas fue la clase trabajadora de la cual ella nació. En su funeral, más de cuarenta mil personas rompieron las barricadas para rendir homenaje.

Otros famosos cuyo último hogar se encuentra en el Cementerio de Père Lachaise son

Honorato de Balzac, Sarah Bernhardt, Maria Callas, Augusto Compte, Isadora Duncan, Eugène Delacroix, Jean de La Fontaine, Marie Laurencin, Amedeo Modigliani, Molière, Yves Montand, Marcel Proust, Porfirio Díaz entre otros.

La siguiente página http://www.pere-lachaise.com/ contiene una interesantísima visita virtual.


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