jueves, 25 de octubre de 2007

SERES Y CREATURAS MÍTICAS



Primera de tres partes: LAS AGUAS
El mundo está lleno de fábulas y hazañas de héroes, de seres fantásticos y magia. El ser humano se ha inspirado en creaturas o incluso fósiles dándoles vida en cuentos, canciones y obras de arte. Los recuentos, canciones, poemas, dibujos, esculturas y demás expresiones artísticas lo han emocionado, aterrado y divertido, desde la saga de un poderoso dragón hasta los encuentros con la exquisita Ave Fénix.
Incluso hoy día por ahí se escucha de alguien que cree haber visto aunque sea por un instante a alguna de estas creaturas, bajo las olas del mar, corriendo en silencio por los bosques o volando el firmamento, a veces simbolizando peligro, otras trayendo suerte y alegrías. Juntos todos ellos, los seres míticos le han dado forma a las grandes esperanzas, terrores y sueños de la humanidad.

El mar nos atrae por su calma su seducción y su fuerza. Las creaturas que viven dentro nos despiertan curiosidad y temor y cuando los océanos aún no se exploraban, estas fuerzas inexplicables tomaban formas de monstruos imaginarios. Unos largos tentáculos, historias de monstruos marinos, y el ojo humano que al ver un fragmento de algo lo combina con su poderosa mente que termina dándole vida. Estos son los ingredientes que crean un mito. Una mezcla de mentiras y símbolos culturales que más que nada hoy día revelan acertijos en la mente del hombre y principalmente sus símbolos culturales.
En Escandinavia se han documentado historias desde 1180 que afirman la existencia del monstruo marino más grande jamás imaginado: el Kraken, con brazos y tentáculos kilométricos. Su refugio, Islandia y Noruega. Aquellos enormes brazos envolvían escuelas de peces que el Kraken devoraba en un instante. Al parecer nunca se interesaba en atacar humanos, pero si un barco se encontraba cerca de donde la creatura se asomaba a la superficie para después zambullirse a las profundidades, se corría el peligro de ser arrastrado y tragado en ese torbellino. Julio Verne lo describe así en "Veinte mil leguas de Viaje Submarino" (1870) un monstruo con cientos de ventosas en sus tentáculos y lo más singular un molusco con un pico.
Y por supuesto, las historias que atraen a la imaginación son difíciles de borrar, especialmente mientras no exista forma de desacreditarlas como el monstruo de Loch Ness que se dice habita en un lago al norte de Escocia . Lo han buscado exhaustivamente. Se ha "peinado" el fondo del lago con cámaras submarinas, e incluso sonares, se ha hablado de un grandioso fraude y aún así la gente acude al sitio con la esperanza de ver a "Nessie".
Allá en 1400, cuando los exploradores como Colón partían del Viejo Mundo en viajes de descubrimiento, salían a navegar aguas inexploradas. En las galeras, cientos de marineros viajaban aterrados simplemente de pensar en los monstruos marinos ya que los rumores eran galopantes y variados, plagados de supuestas observaciones imprecisas, pasando por inventos y falacias.
Volvamos al mar… ¿Por qué será que muchos espíritus marinos tienen forma de sirenas? En diferentes latitudes los mitos mencionan creaturas mitad pez mitad humano. Pero es curiosa la semejanza de las sirenas de la antigüedad en Europa, Africa y América: todas llevan consigo un peine y un espejo. Esto se deduce ya que los cuentos viajaban de boca en boca al paso de comerciantes y esclavos.
Mami Wata es uno de los espíritus más populares y poderosos de la cultura africana. Sus magia trae buena suerte y poderes curativos a sus seguidores pero hay que tener cuidado de no enojarla pues su mal humor causa confusión, mareos y enfermedades. Lasirén, espíritu acuático del Caribe se dedica a admirarse continuamente en un espejo el cual el antropólogo deduce que es el símbolo de la frontera entre dos mundos.
Y quien ha leído acerca de las sirenas en los mitos griegos sabrá que son mujeres y parte aves que llamaban a los marineros con sus bellos cantos haciendo que sus barcos encallaran en las rocas. Cuando llega el momento en que Ulises debe atravesar frente a la isla, el ingenioso héroe se amarra al mástil para resistir el hechizo de su canto. En 1836 Christian Andersen adaptó una de las historias más escuchadas "La Sirenita", la tragedia de una joven sirena que sacrifica su voz con tal de poder pisar la tierra.

Los habitantes de las regiones Árticas de Canadá y Groenlandia tienen una de las fábulas más dramáticas, una historia de amor y de traición. Como un regalo del mar, la historia de Sedna es triste y violenta, sin embargo habla del más grande obsequio que los Inuit o Esquimales jamás recibieran.
Un Inuit vivía solo con su hija Sedna quien rehusaba a casarse. De pronto, un ave le prometió una vida llena de comodidades en una tierra más allá del mar si ella la aceptaba en matrimonio. Sedna le tomó la palabra pero el pájaro mintió y la vida de la chica se llenó de frío y hambruna. Cuando su padre la visitó después de un año, Sedna le rogó llevarla de regreso a casa así que el padre dio muerte al ave y se aventuraron al mar de vuelta a la isla. Encolerizadas, las amistades del pájaro formaron una tormenta gigante batiendo con fuerza sus alas. Temiendo ahogarse, el padre tiró a Sedna al mar para él salvarse, pero Sedna se aferró con fuerza al barco. Su padre entonces para desprenderla de la embarcación le cortó las puntas de los dedos los cuales al caer al mar se convirtieron en ballenas. El padre siguió luchando por separarla del barco y prosiguió a cortarle los nudillos mismos que se convirtieron en focas. Finalmente cortó el resto de los dedos y Sedna se hundió al fondo del mar. Sorprendentemente, no se ahogó. Cuando el mar se calmó, salió a la superficie y su padre le permitió de nuevo subir al barco. Pero Sedna juró vengarse y cuando estuvieron de nuevo en casa, hizo que los perros le comieran al padre los pies y los brazos. Su padre la maldijo y al instante la tierra se abrió y los devoró a todos. A partir de ese momento, Sedna es honrada como la madre de los mamíferos marinos y espíritu guardián de los Inuit cuya tradición se apega al hecho de que el medio ambiente ártico hace que dependan de animales del mar para comer y vivir y Sedna es quien siempre los provee con el sustento.
Y ahora bien, aquel que desee tener a una sirena en casa puede tomar la cabeza y torso de un chango y coserlo con cuidado a la cola de un pez como hacían algunos marineros que viajaban la ruta de las Indias Orientales vendiendo después estos fenómenos en algún mercado. El famoso P.T. Barnum en 1842 engatusó a miles de espectadores en Nueva York quienes pagaban un boleto de entrada para ver a la Sirena Feejee supuestamente atrapada allá en los mares de las Islas del Sur. Pero no hay que ir muy lejos, el fraude aún está vivo pues en el año 2005, cantidad de fotografías de sirenas falsas circularon el internet bajo la premisa de haber sido arrastradas a la orilla de las playas después del trágico tsunami ocurrido en el océano índico en Diciembre del 2004.
Al combinar estos cuentos fantásticos con el mundo moderno, las leyendas antiguamente aterrorizantes, se han suavizado de manera que algunas se siguen conservando con un tamiz de inocencia infantil. Las creaturas míticas espeluznantes hoy día pueden ser encantadoras. En Japón por ejemplo, un ser llamado Kappa conocido por su habilidad de jalar a los niños dentro del agua para ahogarlos posteriormente, hoy se comercializa como un muñeco de peluche bonito y amistoso. Y la leyenda dice: Kappa se sentaba en una piedra cerca de un estanque en Japón. Pretendiendo ser un niño, invitaba a quien se acercara a jugar jalándole un dedo, como en un juego, y así en el momento menos pensado cometía su fechoría. Un joven decidió poner fin a esto y se acercó al estanque montado sobre un caballo. Cuando Kappa tomó su dedo, el jinete arrancó al galope arrastrando a Kappa quien rogaba por su libertad. -¿qué me darías a cambio?- gritó el jinete, y Kappa le ofreció enseñarle a sanar y curar al hombre… al menos es lo que cuenta la leyenda.
Los aztecas cuentan como el Ahuizotl vivía en el fondo de los estanques, llorando como un recién nacido, esta creatura con forma de perro atraía a la gente hacia la muerte. Tenía garras de mapache y patas de chango y una cola retorcida con una mano en la punta. Cuando la gente acudía siguiendo el rastro del llanto del niño, el Ahuizotl los prendía con aquella mano y cola y los sumergía dentro del agua. Días después, el cuerpo de la víctima flotaba en la superficie sin ojos, ni dientes ni uñas. En sus crónicas, Fray Bernardino de Sahagún asienta las historias y mitos de los aztecas incluyendo una larga descripción del Ahuizotl. El fraile deseaba cortar de tajo con estas creencias y supersticiones, abusos, augurios y presagios.
Y en el Oriente, pequeños como gusanos de seda o grandes como el firmamento, los escritos de la Dinastía Han cuentan de dragones que habitaron los ríos, mares y lagos de China y que cantaban anunciando las lluvias cubriendo la tierra con su aliento perfumado. (….continuará)
En el siguiente número: Creaturas míticas de los cielos