Una y mil razones han habido para que mi blog de
textos quedara olvidado y empolvado por varios meses.
La intención de “Un Relato
al Mes” había quedado abandonada.
Hay muchas actividades en la vida a las que uno entra con absoluta
disciplina cuando se trata de cosas prácticas y sé que los escritores siempre
han aconsejado que para comenzar a escribir hay que primero sentarse para poder
hacerlo. Pese a escuchar en mi cabeza este consejo, había muchas cosas que se
necesitaban apaciguar en mi mente para poder encontrarle el inicio a este hilo
que me permite ir desenrrollando despacito para que una
historia se vaya conformando.
Y
las cosas, como las fechas, tarde o temprano llegan. Y hoy supe y sentí que era el día
para dejar salir algo a través de estos sencillas líneas para marcar una nueva etapa en la vida de mi familia
inmediata.
Dentro de unos días será la graduación universitaria de Isabel, una Isabel que
desde niña sabe, cuenta y escribe historias.
En los próximos días cerrará una puerta para abrir una nueva y me queda
claro que en esa mochila que siempre carga con sus cámaras y en su bolsa de Perú que jamás
suelta, lleva todas las herramientas que le ayudarán en combinación con su
inteligencia y su capacidad para ver y amar la vida.
Isa hace poco nos confesó a Alfredo y a mí que algo
que le había gustado mucho de nosotros es que siempre la tratamos desde pequeña
como si fuera ya una persona grande. Eso no significó que no disfrutara al
igual que nosotros con ella de una tierna infancia donde cada noche se dormía
después de ser leída y cantada- donde cada uno teníamos un repertorio coral distinto
para acompañarla al mundo de los sueños.
Ella voló de casa a temprana edad, antes de cumplir sus
quince años pues tenía el deseo y la curiosidad de descubrir y abrir todas las
puertas que estaban frente a ella y que le permitirían conocer otros mundos y
desde el momento en que partió la he extrañado todos y cada uno de los días de mi vida y más aún si oigo a Serrat
cantando: “Qué va a ser de ti lejos de casa…nena que va a ser de ti”
¿Pero cómo
podíamos detenerla? Habíamos de impulsarla a lograr esos sueños que apenas eran
pequeñitos pero que tal como lo veo hoy han afianzado la raíz de una planta
trepadora que sube y sube y entre sus hojas la envuelve, la protege del sol si
es necesario, y le permite seguir escalando.
Isa está llena de anécdotas, de historias, de
canciones. Su vida es intensa y apasionada. Su plática grata e inteligente. Su
entrega a los que ama es incondicional.
Su vida es austera, jamás se anda con rodeos y a las cosas las
llama por su nombre.
Amo y envidio su fortaleza ante todo lo que se le
presenta. Aprendió a luchar y a solucionar.
En unos días la podré ver con su toga y su birrete y justo ahorita
que escribo, en este torrente de recuerdos y nostalgia me viene al corazón y a
mi cabeza el momento en que una tarde de Septiembre cuando apenas comenzaba el
Primer Grado de Primaria nos anunció en la mesa:
-Este año yo le voy a pedir a Santaclós que me traiga una
Nube.
Yo de inmediato me
imaginé cosiendo una nube de gasa, rellena de suave algodón, con hilos
transparentes para colgarla en su cuarto. ¿O hacerle una Quilt de nubes? ¿O pintarle una
acuarela? Pero ese no era el tipo
de nube que Isa quería. Ella
deseaba una nube de verdad.
Habíamos pensado que la historia se iba a diluir con aquel bombardeo de
comerciales de juguetes en la tele y las jugueterías….
-Isa, y si pides que te
traiga el Yate de Barbie? ¿La Barbie que patina? ¿El juego de las Princesas?
Ni siquiera escuchaba.
-Yo estoy segura que voy a recibir la
nube, decía. -Y cuando me suba al
camión de la escuela, voy a sorprender a todos abriéndola y de mi nube va a
caer la lluvia.
Ya no era “Una
Nube” Ahora era “ Mi Nube “.
Al paso de las semanas cuando vimos que la petición cobraba más y más fuerza, Alfredo y yo
nos dimos cuenta que estábamos en
un verdadero lío.
En aquellos tiempos, en el negocio de Alfredo
trabajaba un tipo muy brillante pero a cuan más extraño. Podía resolverte el problema más
complejo pero no le dejaras a su cargo una llave para que se la entregara a otra
persona pues su día se convulsionaba.
Con dichas cualidades y personalidad era muy
factible que nos pudiera ayudar a resolver aquel problema.
Alfredo le expuso el reto.
-Dame un par de horas para pensar y resolverlo,
le respondió.
Durante el transcurso de la tarde, lo vimos
sentado por varias horas en un banco del parque , inmóvil y pensativo. Ya entrada la noche nos envió una lista de
materiales garabateada en la parte posterior de una nota de venta. No tengo el recuerdo exacto
de cada uno de los ingredientes que mandó pedir para elaborar el milagro pero
algunos de ellos eran: thinner , éter, cera para zapatos blanca de la marca “El
Oso” (Ojo que una marca distinta no iba a funcionar) y otras tres o cuatro
sustancias. Recibió
una bolsa con los encargos, tomó el Metrobús y desapareció. Dos, tres días, 23, 24 de Diciembre al
mediodía.
- Allí lo busca E.
anunciaron en el interfón, y de una bolsa de mercado aquel hombre sacó un frasco de
vidrio de esos con sello de presión de goma. Dentro había una sustancia transparente y un poco
espesa. Nos le quedamos
viendo.
–No se preocupen, es
normal. La nube se va a formar. Y diciendo esto se marchó por donde
vino.
Alfredo colocó el frasco junto al pequeño
zapato de Isa y ambos pedimos en silencio que sucediera lo que E. había
pronosticado. A la
mañana siguiente, cuando Isa vio el frasco se agachó y permaneció inmóvil y en silencio, solo observando. Lo tomó entre sus
manos y vio como una nube danzaba dentro de aquel diáfano líquido.
Lo fascinante del momento para nosotros
no era el fenómeno químico sino los ojos de la criatura, la transparencia de su
pensamiento al saber que lo que uno le pide a la vida es factible de
realizarse. La nube no
se quedó atrapada permanentemente así como no puede atrapar para siempre un
arco iris. De hecho, aún
conservamos el frasco con sello de presión de goma y aunque ya no tiene pinta
de nube, algo siempre flota allí dentro.
Muchas anécdotas se desprendieron de nuestra historia
después de ese día, incluyendo otras criaturas que habían decidido pedir para
el año entrante no solo una nube sino también una estrella.
Ahora llega el momento en el que a Isa le toca ir por la estrella y no dudo
que la alcance pues siento que su cielo estará repleto de ellas.