viernes, 1 de abril de 2011

El Lenguaje de las Aves



¿Existe acaso algún idioma que no se relacione con el lenguaje de las aves?

Sea verdadero o falso, se piensa que el lenguaje humano evolucionó a partir del canto de los pájaros quienes cantaron mucho antes de que nosotros lo hiciéramos pues existieron mucho antes que el ser humano.

Su canto y su llamado es más vasto que el de ningún otro animal: desde el aire, a lo largo y ancho de la tierra y sobre inmensos cuerpos de agua se comunican entre ellos y de igual forma con los elementos de la naturaleza.   Es un hecho que sus graznidos y su canto se desarrollaron a partir de la imitación de los sonidos del medio ambiente que los rodeaba y por esto mismo, al igual que los humanos, las aves manejan dialectos dependiendo de su hábitat específico.  Las aves migratorias han hecho una amalgama de sonidos como si fuera lo que hoy se conoce como World Music o fusión de culturas musicales debido a su vuelo cruzado de continentes.  
Las aves que habitan en zonas urbanas tienen cantos más cortos, rápidos y con frecuencias más agudos que aquellos que viven en el campo.  Los que viven en zonas arboladas tienen un vocabulario más extenso que las especies que habitan en regiones abiertas. Las aves marinas poseen el canto más simple.
Las aves han jugado un papel muy importante en la mitología y la religión pues viajan a través de tres de los cuatro elementos: Aire, Agua y Tierra.

Prácticamente todas las religiones relatan mitos o fábulas donde protagonizan las aves como en los siguientes ejemplos:
A Melampo el Adivino en la Mitología griega se le otorgó el don de entender el lenguaje de las aves después de que dos serpientes le rozaran las orejas mientras dormía.
Se decía que Dag el Sabio, Soberano de Suecia comprendía el lenguaje secreto de las aves y tenía siempre en su hombro un gorrión que le traía noticias frescas todos los días.  El día en que un campesino por error le dio muerte al insignificante pájaro, la multitud prácticamente lo ajusticia.
El Talmud, que define la sabiduría proverbial del Rey Salomón asegura que los pájaros le brindaron al soberano todos sus secretos y Tiresias el vidente que les reveló a los mortales los secretos del Olimpo aprendió el lenguaje de las aves a través del don que le otorgó Atenea la Diosa de la Sabiduría.
San Francisco de Asís predicaba de igual forma a las aves pues consideraba que sus palabras eran más apreciadas por ellas que por el hombre quien se obstinaba por vivir en medio de la ignorancia. 

En Francia medieval el lenguaje de los trovadores era conocido como el Lenguaje Secreto de las Aves.
El poema medieval sufí llamado La Conferencia de las Aves narra el anhelo de un grupo de aves que hacen una inmensa travesía para conocer al Gran Simorgh y a lo largo de la historia de la literatura en poesía y prosa se han puesto diálogos y argumentos en boca de las aves y jamás se han cansado poetas y dramaturgos de imaginar como sería la tonalidad y cual sería su canto si en realidad las aves hablaran. 

Quienes practican el senderismo y están inmersos en actividades relacionadas con la naturaleza, han tratado de escucharlo tal y como el simple oído lo capta.  Se han desarrollado también silbatos, flautas, y toda serie de productos que dándoles vuelta, raspándolos y deslizándolos, tratan de imitar ingenuamente el trinar de las aves. 

Un Ajeo es el quejido que emite la perdiz cuando se ve acosada. Las paloma y tortolitas emiten arrullos y el gorjeo de una paloma se define como "cantaleo".
Una perdiz cuchichea y al hablar del loro se le conoce como garridura. Cuervos y gansos graznan y la forma correcta de describir el graznido de un pato es "el parapo de un pato".  Según el diccionario de la Lengua Española, todas las aves pían  pero al llamado de un pavo a toda su manada se le denomina "titeo".  La golondrina trisa y el arrullo de una paloma se conoce como zureo. Finalmente, un trino es la sucesión rápida de notas y el ululato, que viene del verbo ulular es el lamento, alarido o grito que designa además del sonido del viento, a las voces del búho y la lechuza.

Una onomatopeya es el uso de una palabra, o en ocasiones un grupo de palabras, cuya pronunciación imita el sonido de aquello que describe. Los niños pequeños nos deleitan cuando imitan al gallo haciendo “quiquiriquí” aunque las variedades del sonido de acuerdo a cada país es sorprendente. En Francia es “Kokoriko”, en afrikaans el sonido es koekelekoe y en alemán “kikeriki. En Bulgaria “kukuriguu” y en Japón Kokekokkoo. En Tailandia sin embargo el gallo canta “ake e ake ake”
El pío pío de un pájaro en bengalí es cooho koohoo, en inglés tweet tweet tweet, en hebreo tsif tsif (pronunciado tzvitz tzvitz) y en italiano cip cip (pronunciado chip chip). 

Es complejo tratar de establecer una diferencia entre el trino y el canto de las aves. Cada especie permanece en evolución constante y adquiere nuevas notas y melodías a lo largo de sus vidas incorporando nuevas frases y sonidos a su repertorio. Esto se conoce como el sub-canto o lo que se podría tratar de definir como un ensayo, como aquel momento en que un ave se canta a sí misma, un repertorio de fragmentos y sonidos imitando a otras especies.  En pocas palabras, algo que los estudiosos de las aves han concluido a lo largo de una vida de estudio y observación es que las aves con mayor nivel de complejidad y tonalidades melodiosas dedican las horas de sus días a ensayar, ejecutar y practicar el canto.

Aquí en Jurica todos los días al caer la tarde se escucha a la tortolita decir incansablemente: Qué triste estoy… qué triste estoy…..