lunes, 3 de enero de 2011

Un Nuevo Año Más Provechoso


 


                        Han pasado apenas unos días desde que el 31 de Diciembre a unas horas de la llegada del nuevo año, en una carta escrita a mano le pedí al Año Viejo que me hiciera favor de "recomendarme" con su heredero el Año Nuevo 2011, rogándole así que me ayudara a cumplir con las pequeñas metas que me he propuesto y a dejar atrás todo lo que no ha funcionado. En síntesis, le pedí que estuviera siempre de mi lado para poder continuar siendo dichosa.  
                         En el documento de la Declaración de la Independencia de nuestros vecinos al Norte, quedó asentado que todos los habitantes de ese país tienen el derecho a ser felices – el derecho a luchar para obtener la felicidad.  En teoría el párrafo es emotivo pero en la práctica lo desvaloramos. Lo hemos transformado, le hemos cambiado el significado. 


La ruta hacia la felicidad se ha convertido en un camino sumamente resbaloso y el estrés le ha modificado el significado a la búsqueda haciendo el trayecto más agresivo y difícil.  El deseo de llegar a ser felices se ha convertido en una fuente de ansiedad.  Hoy día alcanzar la felicidad es sinónimo de alcanzar el éxito.   En los últimos años han aparecido infinidad de publicaciones, materiales didácticos y cursos con la promesa que quien los adquiere y los estudia a profundidad podrá obtener el secreto para alcanzar el máximo grado de prosperidad.   Esto es algo sumamente demandante porque la prosperidad ahora va de la mano del signo de pesos.  


                     Una de las figuras históricas que más admiro, Tomás Jefferson visualizó la manera de alcanzar la felicidad a través de los escritos de algunos de los filósofos griegos que la definían como algo inherente a la naturaleza humana. De igual forma lo hizo el pensador inglés John Locke quien escribió que para poder encontrar la verdadera y completa felicidad, necesitamos saber diferenciar entre la felicidad real y la felicidad imaginaria.   Antes de partir a galope en busca de aquello que deseamos, necesitamos detenernos a pensar si eso es realmente lo que nos hará dichosos.   Obtener todo lo que uno quiere en la vida no necesariamente nos hará felices pero la lucha diaria de la vida brinda momentos de absoluta felicidad que no puede uno cambiar por nada de este mundo.   

               Cualquier camino que uno sigue, acompañado de un buen esfuerzo siempre traerá pequeños y grandes momentos de dicha.  Al paso del tiempo, son esos minúsculos instantes los que conformarán el placer y el bienestar.  Este es un hecho verídico pues cuando uno pasa por etapas realmente difíciles y pareciera que el mundo se nos viene encima, aún en esa temporada hay momentos de alegría.  

              Pero nada se trata de quien somos ni de qué tenemos o de donde estamos.  De lo que se trata es de lo que traemos dentro de nuestro pensamiento, que ronda, que da vueltas, que gira, se hace presente y se distorsiona.  El ser humano se pasa picando por todos lados: cambiando de trabajo, cambiando al último modelo de automóvil, copiando y queriendo tener lo que acaba de comprar el vecino o el mejor amigo. Siempre se pasa buscando a través de toda una serie de factores externos y la respuesta ya todos la conocemos: seguimos siendo infelices.  ¿Porqué? Porque gastamos todo nuestro valioso tiempo añadiendo “números negros” a nuestros entorno externo mientras que nuestro interior siempre está en “números rojos”.  


 Con esto en mente, aquí va una lista de ideas para ser INFELIZ por siempre: 

·      Vive constantemente alimentándote de lo que sucedió en el pasado.
·      Obsesiónate con todo aquello que tal vez pueda llegar a suceder en el futuro.
·      Vive quejándote constantemente en lugar de hacer algo al respecto
      para resolver aquello que te molesta.
·      Trabaja mucho pero siempre critícate y censúrate por no haberlo logrado a la perfección.
·      Minimízate siempre.
·      Trata siempre de controlar todo y  agóbiate de lo que no puedes controlar.
·      Engáñate a ti mismo y a todos a tu alrededor.
·      Repite tus mismos errores una y otra vez.
·      Sé negligente y aplica la ley del mínimo esfuerzo
·      Jamás perdones.
·      Cultiva el rencor.
·      Ten siempre la razón y no permitas que nadie más la tenga.
·      Convierte los pequeños problemas en crisis constantes.
·      Por ninguna razón aprendas algo nuevo.
·      Jamás te dejes ayudar.
·      Cuando algo se complica, abandónalo simplemente.
·      Échale la culpa a todos a tu alrededor.
·      Di “sí” a todo y llena tu día de compromisos.
·      Haz mil cosas a la vez.
·      Jamás ayudes a nadie a menos que veas que vas a obtener un beneficio.
·      Teme a todo lo que no entiendas.
·      Dedícate a pensar siempre en todo lo que aún no posees.
·      Organiza tu estilo de vida para que siempre dependa del dinero.
·      Trata siempre de hacer cosas que impresionen a los demás.
·      No sueñes.
·      Jamás hagas planes.
·      Jamás tomes decisiones.
·      Continúa siempre dentro de este círculo vicioso que jamás se detiene.

                 Yo no he llegado a encontrar la felicidad absoluta y no sabría si tú que hoy me lees, ya lo has logrado. No estoy esperando la felicidad completa. Como la mayoría de las personas, soy feliz respecto a muchas cosas y no tan feliz con otras. Me he propuesto salir de algunos agujeros donde me caído o que yo misma me he dedicado a excavar para luego meterme en ellos.  Hay otros obstáculos que aún no logro superar y tal vez nunca lo logre.  La vida es corta aunque la jornada es sumamente larga y uno necesita llevar siempre buenas provisiones para el viaje.  Necesitamos buena comida, buenas historias y  buena compañía. Necesitamos un sentido de orden pero también un sentido del absurdo. Necesitamos divertirnos en el trayecto sino de qué sirve.

                   A tiempo que agradezco los minutos que cada uno de Ustedes le regala a lo que aquí escribo mensualmente, les dejo una pequeña tarea: 
Entra a la página www.wordle.net    En ella podrás fabricar una Nube de Palabras. Yo hice mi propia nube y la llamé Felicidad. La conformé con las palabras que definen aquello y aquellos que me hacen feliz. Pruébalo, imprímelo, copia el código a tu blog, a tu Facebook, a donde quieras. Yo te aconsejo que lo  imprimas y lo coloques en un lugar visible para que diariamente lo mires y te sorprenda aquello que es tan sencillo y que realmente te hace feliz… como un arcoiris: es solo un instante.